jueves, 27 de enero de 2011

Personajes


Ana. Ana tiene un nombre cortito y fácil de recordar, capicúa. Nació un martes trece a la hora de comer, pero no es supersticiosa. Bueno, un poco, no más. Ana tiene los ojos color marrón vulgaris, el pelo también es marrón y rebelde. Se pone de puntillas en los conciertos porque mide apenas 1,60. Le gusta vestir ropa de colores y casi siempre lleva calzado deportivo. Dentro de las bambas, hay un par de pies muy fríos, y dentro del calcetín derecho se asoma con insistencia el segundo dedo del pie, que es más largo que el dedo gordo. Cuando alguien descubre esto en la piscina, en el gimnasio o en la zapatería, Ana estira la pata y dice con voz de marciano: “mi caaaaasa, telééééfono…"

Ana no conduce, y la madre de Ana tampoco. La madre de Ana se sacó el carnet, sí, pero la segunda vez que cogió el coche presenció un accidente de tráfico mortal y nunca más volvió a conducir. Ana va a todos sitios en transporte público, los conductores de autobús del pueblo ya la conocen. A veces Ana va sola en el autobús y piensa que el autobús es como un taxi pero más grande y más barato. Una noche que estaba muy triste la puerta del B29 se abrió y el conductor de autobús le dijo: “¡Hola! ¡He venido a buscarte!” y sonrió. Ese día Ana pensó que no valía la pena sacarse el carnet. La gasolina es muy cara.

A Ana le gusta la tarta sacher, los moniatos, los espaguetis a la carbonara, el helado de turrón… Fuma. Cuando está nerviosa, mucho, y otros días, nada. También duerme. Mucho siempre que puede. Puede que siempre mucho. En su buhardilla, la cual convirtió en habitación poco después de empezar la universidad, escribe, lee y ve películas. Tiene una cámara de fotos montada sobre un trípode, un caballete de pintar en el que enganchó un flexo y un mantel de hule blanco que cubre un pequeño trozo de pared a modo de fondo. En eso consiste su estudio fotográfico casero.

Una noche hace once años Ana escuchó desde su habitación unos ruidos extraños que provenían de la habitación de al lado. Dos meses después supo que tendría un hermano. Hoy, ese hermano suspende castellano y saca muchos “sufis” en otras asignaturas, pero Ana lo quiere mucho. Los padres de Ana pronto se divorciarán. Ellos aún no lo saben, pero Ana sí. El padre de Ana es 9 años mayor que la madre. El novio de Ana es 12 años mayor que ella. Se conocieron cuando ambos servían copas, cafés y quintos. En su primera cita fueron al cine y salieron antes de que terminara la película. Pero eso es otra historia para otro guión.

Ana podría protagonizar una road movie en la que atraviesa América en cortacésped o regresar al futuro con unas nikes que se atan los cordones solas. Podría ser una mujer al borde de un ataque de nervios en algún piso kitsch de Madrid o incluso una agente del fbi que investiga el asesinato de una chica llamada Laura en un pueblecito de América. Ana es una gata sobre un tejado de zinc, una mujer que espía a los vecinos con su teleobjetivo, una niña que corre por una playa hasta que el letrero “FIN” aparece sobre su cara… y lo único que espera Ana es que ese END tenga algo de HAPPY.

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1 comentario:

  1. Ana es una nube con forma de dragón en los ojos de un niño mirando al cielo, aunque puede que más bien sea la mirada misma de ese niño. Es ese rayo de sol que asoma a las seis y diecisiete minutos por la calle Muntaner de Barcelona, esa gota de helado de chocolate que se lanza a la aventura y acaba en tu camiseta.
    Lo que Ana no sabe es que entre todas las luces de neón de la ciudad, su luz tiene un brillo propio para todos los que la apreciamos y descubrimos en ella un mundo más mágico que el que Tim Burton pueda soñar nunca.



    A classe hi ha molta futura "estrella" en molts sentits, però fora d'aquells aires estàs tu i unes poques persones més que aprecio molt més. Aquest món bloggeril que vas creant i reinventant m'apropa molt al teu tu més personal. I m'encanta. Tu, la teva modestia i senzillesa, el teu blog, el que veus, penses o dius.

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